El ahogamiento se define como el proceso que determina una alteración respiratoria primaria como consecuencia de la inmersiónn/sumersión en un medio líquido. Esta definición fue consensuada por un comité de expertos reunidos en Amsterdam, en 2002, en el primer Congreso Mundial de Ahogamientos (Word Congress on Drowning).
Por lo tanto, el concepto actual de ahogamiento debe usarse independientemente del pronóstico.
Consiste en una lesión no intencional con alta morbimortalidad, que es considerada actualmente la tercera causa de muerte para todas las edades pediátricas y la segunda causa en el rango entre 1 a 4 años de edad, acorde a publicaciones de USA, Australia y el Reino Unido.
En los lactantes, que no son autónomos y dependen del adulto como cuidador, los escenarios más habituales son los lugares para bañarlo, ya que se pueden ahogar en muy poca cantidad de agua, por ejemplo, en un balde. Los mayores de un año pueden desplazarse por sí mismos, pero son demasiado pequeños para reconocer el peligro o para salir del agua, especialmente si no existen barreras ni la vigilancia adecuada.
En general, en los menores de 4 años el episodio ocurre en piscinas domiciliarias y en los adolescentes en ríos, lagos o lugares públicos.
El aumento del riesgo de ahogamiento fatal en adolescentes puede ser atribuido a múltiples factores, incluyendo la sobreestimación de habilidades, la subestimación de las situaciones peligrosas, involucrarse en conductas impulsivas y de alto riesgo, y el uso de sustancias. En un gran porcentaje de casos está relacionado con el consumo de drogas y alcohol, a lo que se suma la tendencia a realizar deportes y juegos náuticos de riesgo.
A los riesgos generales se suman las condiciones médicas preexistentes como epilepsia, autismo y dishabilidad intelectual, arritmias cardíacas, entre otras.
La Dra. Stella Binelli, Coordinadora del área de pediatría de Emerger, enfatiza: “Fundamentalmente en niños menores es prioritaria la supervisión de un adulto responsable, con una mirada atenta permanente, ya que los niños necesitan una serie de fronteras seguras, aprendidas del modelo y accionar de sus cuidadores que le provean sostén, seguridad y contención”.
En el mundo se producen aproximadamente 500.000 muertes/año, y el 40 % de estas muertes se produce en niños con edades por debajo de los 5 años.
En Argentina cada 5 días fallece ahogado un niño menor de 4 años de edad. En 2018 murieron ahogados 77 niños entre 0 y 4 años de edad, según el informe del Boletín de Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud de la Nación.
El ahogamiento en los niños es silencioso, ya que la víctima no llama para pedir ayuda. La postura vertical, brazos extendidos lateralmente, golpeando y palmeando el agua suelen confundirse con jugar y salpicar en el agua.
En el ahogamiento se produce un deterioro respiratorio primario tras la inmersión en el medio líquido, seguido de obstrucción de la respiración por laringoespasmo, o aspiración de agua que puede conducir a hipercapnia (aumento de CO2), hipoxemia (descenso de O2) y paro cardiorespiratorio.
La prevención es vital ya que en el momento en que el niño comienza a ahogarse el desenlace es a menudo fatal y la supervivencia depende de la rapidez en sacarlo del agua y de la realización de una reanimación adecuada.
Es prioritario remarcar la importancia del compromiso de los padres y adultos responsables como cuidadores en conocer y ejecutar las medidas de prevención adecuadas que disminuyen significativamente los riesgos.
Las medidas de prevención, el tiempo de rescate en el lugar del hecho y la educación en RCP a padres y familiares son los factores fundamentales para reducir el número de personas en riesgo y mejorar la supervivencia como así también para lograr una buena recuperación neurológica.
El tratamiento debe comenzar en el lugar del hecho, inmovilizar la columna cervical, incluida la maniobra de tracción mandibular (especialmente en los casos con sospecha de trauma). No se recomiendan maniobras extrínsecas, como las compresiones abdominales (Maniobra de Heimlich) o torácicas, para sacar líquido de los pulmones, ya que no está probada su eficacia, retrasan el inicio de la reanimación y aumentan el riesgo de vómitos y aspiración. El soporte vital avanzado, se basa principalmente en asegurar la vía aérea, adecuar oxigenación, estabilización hemodinámica, descompresión gástrica y aislamiento térmico. Por todo ello, se recomienda realizar Reanimación Cardiopulmonar (RCP) en el escenario de los hechos y continuar en el hospital reevaluando de forma individual el estado clínico y la evolución neurológica como respuesta al tratamiento realizado.Las inmersiones superiores a 25 minutos se relacionan con pocas posibilidades de supervivencia, aunque se han publicado casos de niños con estado neurológico normal después de inmersiones muy prolongadas, haciendo notar que éstas ocurrieron en agua fría. (menor 10 º C).
Medidas de prevención efectivas que son priorizadas por la comisión de expertos en el tema, de la Sociedad Argentina de Pediatría: Comité de prevención de lesiones: tiene que ver con el estilo de vida, condiciones de higiene, uso de agua potable, cocción adecuada de los alimentos. Lactancia materna que reduce la frecuencia y duración de las mismas, asimismo existen vacunas contra el rotavirus.
En niños menores de 5 años:
• Garantizar una vigilancia atenta y permanente de un adulto responsable mientras se encuentran dentro o cerca de bañeras o piletas y cuando están próximos a zanjas, acequias, estanques u otros contenedores de agua. Los “asientos de bañera” para bebés no son dispositivos para la prevención de ahogamiento y no sustituyen la vigilancia del adulto.
En las piletas, siempre designar un adulto en la supervisión de los niños pequeños con una visión directa permanente, el cual debe estar en condiciones físicas e intelectuales para socorrer, nadar perfectamente y poder sumergirse sin equipo hasta el fondo de una piscina; mantener una distancia máxima con el niño equivalente al ‘largo del brazo del adulto’ y estar entrenado en reanimación cardiopulmonar (RCP).
Eliminar o tapar los reservorios de agua como pozos, baldes, cisternas o barriles.
• Instalar en todas las piletas cercos perimetrales completos fijos o removibles de una altura mínima de 1,30 m. Si tiene barrotes la distancia entre ellos no debe ser mayor de 10 cm; ni horizontales porque pueden usarse como escalera; con una única abertura con mecanismo seguro de cierre que la aísle completamente de la casa y del patio. Los bordes y el piso alrededor de las piletas deben ser de material antideslizante. Los cobertores y alarmas de piletas no excluyen la presencia del cerco. Vaciar totalmente, luego de su uso, las piletas “inflables” o “desarmables” o ubicarlas en lugares no accesibles a los niños pequeños.
• Utilizar dispositivos de flotación personales como los chalecos salvavidas homologados para tal fin en todas las embarcaciones según el peso del niño (evitar los de ruedas, bracitos inflables o los de círculos y/u formas de animales inflables, son peligrosos), pero tener en cuenta que no reemplazan y deben complementarse con la vigilancia de los adultos. Los chalecos deben tener abertura anterior y que cierre con 3 ‘broches de seguridad’ con cinta inextensible que pase por debajo de la ingle evitando que el chaleco salga hacia arriba.
• Clases de natación adaptadas a edades y necesidades especiales.
• Presencia de Guardavidas en zonas de playas y piletas que realicen salvamentos en el agua, supervisen el cumplimiento de las normas, de las conductas arriesgadas
• Capacitar a los padres, cuidadores y comunidad sobre el salvamento y primeros auxilios, incluyendo las técnicas de reanimación cardiopulmonar básica ya que la reanimación inmediata aumenta la supervivencia de los niños que sufren un ahogamiento.
En niños mayores y adolescentes:
• no bañarse en solitario.
• no ingerir bebidas alcohólicas y/o drogas
• utilizar solo las zonas vigiladas destinadas al baño
• atender a las señales de “prohibición de baño”
• no zambullirse de cabeza si no se conocen los fondos
• no alejarse de la costa con colchonetas o flotadores y utilizar chalecos salvavidas cuando se realiza algún deporte acuático.
Bibliografía: Sociedad Argentina de Pediatría. Prevención de ahogamientos 2021. Ahogamiento en infancia y adolescencia. Prevenir es salud. Comité de Prevención de lesiones.
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López, Mati Pons. An Pediatric Contin. 2008: 6:85-92. Casi ahogamiento en pediatría: Epidemiología y factores pronósticos. Dr. S Torres, Dra. M. Rodriguez, Dr. T Iolster, Dr. A Siaba Serrate, Dra. C.Cruz Iturrieta, Dr. E Martinez del Valle, Dr. E. Schnitzler y Dr. M Rivarola